En el mundo de la nutrición y la
ciencia de la alimentación surgen nuevas propuestas constantemente, algunas más
serias que otras. Últimamente varios de mis alumnos me han preguntado por las
dietas en las cuales se incorporan ayunos. Revisando información científica he encontrado
respuestas distintas a este cuestionamiento.
El ayuno no es una práctica
moderna, el cuerpo está preparado genéticamente para momentos de hambruna. Los
momentos de ayuno eran frecuentes en el hombre primitivo y los genes se han
adaptado a estas prácticas. En épocas actuales donde el alimento parece sobrar,
los hombres nunca sufrimos hambre, en general comemos por otros motivos. La práctica
del ayuno intermitente nos acerca a nuestras costumbres originales. Podemos
practicarlo por diferentes causas como puede ser pérdida de peso, conservación de
la salud, bienestar a largo plazo, resistencia a las enfermedades y longevidad.
Siguiendo con las investigaciones
he corroborado que existen distintas formas de abordar este estilo de vida,
algunas muy duras y otras más adecuadas a nuestra forma de vivir moderna.
Algunos especialistas proponen pasar una semana de ayuno, solo bebiendo agua,
te o sopa, no lo he experimentado pero me parece un poco extremo. Otros
proponen cuatro días, tampoco está dentro de mis deseos estas prácticas.
Siempre que se practiquen estos modelos es importante tener control médico
especializado asesorándonos. Sin embargo seguí investigando buscando algo menos
extremo y encontré otros modelos, particularmente me llamo la atención un
modelo que se denomina 5/2 donde el tiempo de ayuno es de un día, dos veces por
semana.
Este modelo me pareció más realizable,
en las siguientes entregas les informare sobre mi experiencia, su aplicabilidad
y sus objetivos.
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